jueves, 2 de agosto de 2012

¿Patrimonio o propiedad intelectual?, ¿o ninguna de las dos?

Las pugnas para reconocer que una danza nació en tal o cual sitio, o para declarar al charango como patrimonio de uno u otro pueblo, por ejemplo, han preocupado a un grupo de artistas que comienza a preguntarse si no existen alternativas y propuestas originales a estos temas que tienen que ver con la patrimonialización de la cultura. 

El Grupo de Trabajo Alta-PI (Alternativas a la Propiedad Intelectual), compuesto principalmente por profesionales en música, ha comenzado un proceso de discusión y de generación de nuevo conocimiento alrededor del problema de la producción cultural en nuestro país y su apropiación por parte de la población. 

“La patrimonialización entendida como propiedad (intelectual) está causando algunos conflictos tanto entre bolivianos como entre bolivianos con gente de otros países”, dice Michelle Bigenho, miembro de Música de Maestros y docente en Hampshire College. 

Se trata de pensar en todos los mundos creativos (artesanía, teatro, música, etc.) donde existe producción cultural en el marco de las normas de registro de patrimonio (Unesco) y de propiedad intelectual (Organización Mundial de Patrimonio Intelectual, Sobodaycom y otros). El estudio de esta realidad está planteado por el Grupo Alta-PI como una reflexión colectiva en la que la mayor parte de los actores pueda participar, en espacios de diálogo abiertos y con la posibilidad de sistematizar los resultados de la discusión. 

¿Por qué cobrar por derechos de autor a los bailarines del Gran Poder por el uso de una determinada música?, se preguntan. “Nosotros pensamos que tal vez es mejor despatrimonializar”, dice Henry Sotbart, músico y profesor en la Royal Holloway de la Universidad de Londres, quien advierte que un fenómeno está sucediendo en el país: la gente tiene expresiones como patrimonio registrado y piensa que otras personas no tienen derecho a utilizar ese patrimonio (ejecutar una música, tocar un instrumento, etc.). 

El músico Juan Carlos Cordero, investigador independiente, que ambas vertientes responden a un solo interés, por un lado la propiedad intelectual pretende privatizar el conocimiento y la creatividad, mientras que el patrimonio registrado por un grupo de cualquier origen creativo genera también un campo de protección privatizadora. Los resultados son “un poco catastróficos” en el ámbito de los artistas. 

Los miembros del Grupo Alta-PI se preguntan qué alternativas se podrían proponer para mejorar la situación del país respecto de las políticas culturales. Por ahora están discutiendo ideas sobre la búsqueda de un sistema más justo para todos, el valor de la creatividad, el reconocimiento del trabajo creativo (individual y colectivo), valorar la importancia de la creatividad en la reproducción de relaciones sociales, considerar los puntos de vista distintos y el libre acceso al conocimiento. 

El Grupo de Trabajo Alta-PI (Alternativas a la Propiedad Intelectual) y el Museo de Etnografía y Folklore (MUSEF) organizaron el conversatorio “Repensando la creatividad, el reconocimiento y lo indígena”, la pasada semana, con el propósito de contribuir al debate acerca las fronteras y las alternativas a la propiedad intelectual, el patrimonio y las expresiones tradicionales culturales. 

Para contactar con el Grupo de Trabajo Alta-PI es posible escribir a Juan Carlos Cordero a sikus_bolivia@yahoo.com o a Bernardo Rozo a rozosensei@yahoo.com
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Fuente: PIEB - http://pieb.com.bo/sipieb_nota.php?idn=7194

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