¿Qué es Alta-PI
(Alternativas a la Propiedad Intelectual)?
La idea empezó con varias conversaciones entre músic@s, antropólog@s, y etnomusicólog@s
que viven en Bolivia, los Estados Unidos e Inglaterra. Empezó con la idea de que hay ciertos
rompecabezas respecto a cuestiones de creatividad, reconocimiento, y lo indígena, que hasta
ahora no se han resuelto en el mundo.
¿Cómo se debe reconocer la creatividad?
Y ¿Cómo se debe tomar en cuenta el reconocimiento cuando se trata de
comunidades o colectividades de creador@s?
Mucha gente del mundo ya ha respondido a estas preguntas con la
implementación de la propiedad intelectual o la declaración de las cosas como
patrimonio intangible o inmaterial. Pero
estos marcos tienen sus limitaciones. Algun@s
que han iniciado este proyecto creen que la sociedad civil boliviana podría estar
en una posición única para empezar a desenredar estos nudos que más y más están
llegando a tratar la cultura en general como propiedad. El país tiene un
alto porcentaje de población indígena.
La población boliviana está viviendo un “proceso de cambio” que podría
ir más allá de un solo presidente indígena. Y se ha logrado aprobar una nueva
constitución que al menos en su letra promete cambios.
Sin
embargo, aquí se ve una contradicción: La nueva constitución habla de la
seguridad alimentaria y es en base a esto que el Presidente Evo Morales ha
tomado una posición en contra de uno de los artículos de un acuerdo
internacional que permite que se patenten materiales biológicos (es el ADPIC; va junto con los
tratados de libre comercio y reglamenta la propiedad intelectual en el ámbito
internacional). El gobierno de Morales sigue
la lógica de que los que trabajan la tierra deben poder manejar sus propios
conocimientos sobre la selección e intercambio de semillas, sin que intervengan
empresas, como Monsanto, con estos manejos de su “propiedad,” simplemente
porque ellos se hacen dueños de unas semillas
patentadas. Por lo cual, en este campo, Bolivia está diciendo al mundo que
algunas cosas no caben dentro de ningún
sistema de propiedad intelectual. Sin embargo, en el mundo de “la cultura”
y “el folklore” el gobierno boliviano ha tomado una posición que va más en la
línea de los sistemas de propiedad
intelectual y patrimonio tradicional del Norte, sistemas que tienden a encerrar
y sobreproteger las expresiones, usando la fuerza de la ley, el respaldo del
Estado, e instituciones internacionales como UNESCO (La Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) y OMPI (Organización Mundial
de la Propiedad Intelectual).
Allí
se tira el guante y se pone el reto para la sociedad civil boliviana. Hay muchos problemas que todavía no se han
resuelto en el ámbito internacional con respecto a estas políticas: la cuestión
de la creatividad colectiva, la extensión de los derechos de autor hasta tal
punto que parece que nada se pasa al dominio público, las preocupaciones de
grupos indígenas por sus materiales secretos y sagrados que no quieren que
pasen al dominio público, etc.
Con
este reto principal, Alta-PI inició sus actividades con el fin de dar
información, presentar casos comparativos de otros contextos del mundo, y
principalmente fomentar conversaciones en la sociedad civil, para esperar que a
partir de ello podrían generarse propuestas innovadoras. ¿Pueden mostrar los
bolivianos algunas nuevas respuestas a estos problemas que todavía quedan sin
ser resueltos en el mundo?
Michelle Bigenho, Alta-PI
y Hampshire College
No hay comentarios:
Publicar un comentario